Luego de una lesión a la médula espinal, tu cuerpo deja de funcionar de la forma en que estás acostumbrado. Me sucedió a mí, y sé que a cientos de personas diariamente, aquí, en los Estados Unidos.

En mi caso, fue durante una cirugía para implantar un neuroestimulador a nivel torácico. Mi columna vertebral tenía discos herniados en los niveles torácico y lumbar. Previamente, me había sometido a una fusión cervical, que aunque fue exitosa, aceleró otros problemas en la columna vertebral, que me llevaron a necesitar el neuroestimulador para disminuir el dolor crónico y reducir las dosis de medicamentos controlados para dolor.

Al terminar la cirugía, tenía un terrible dolor neuropático que me rodeaba desde donde terminan las costillas hasta la cintura. Además, una parálisis parcial de mis piernas, que me duraría varios meses. Aunque la terapia física fue de gran ayuda en recuperar el movimiento de mis piernas, tres años después, todavía tengo limitaciones para caminar distancias, y estar sentado o de pie por más de 45 minutos. Esto, solo por mencionar algunos de los efectos físicos.

Más aún, han sido los efectos emocionales. La incapacidad de trabajar, la limitación al salir de la casa, porque estar sentado o de pie por periodos prolongados me resulta doloroso, provoca el sentimiento de ser una carga para tu familia y aún para tus amistades, quienes para compartir contigo, deben acomodarse a lo que resulte menos doloroso para ti.

Pero Dios nos ha dado la capacidad de adaptación. Para enfrentar las dificultades que nos presentan nuestras nuevas circunstancias, los sobrevivientes de lesiones a la médula espinal debemos reaprendemos a vivir con las nuevas realidades de nuestro cuerpo. Luego de la frustración y depresión, llegamos a la aceptación de nuestras limitaciones y reajustamos nuestras expectativas para aprender a ser felices con nuestros cuerpos.

Toma tiempo, lágrimas, oración, y en mi caso terapia y medicamentos, pero se puede reaprender a vivir en un cuerpo lesionado. Porque vivir vale la pena.

Si estás frustrado con tus limitaciones, te comparto mi experiencia para que sepas que si al mirar al futuro solo ves oscuridad, hay luz al final del túnel. No te rindas.

Si has reaprendido a vivir con tu cuerpo cuéntame tu experiencia, y ayudemos a otros a entendernos mejor.

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