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Así Es la Ansiedad Cuando Tienes Hijos Con Discapacidades

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Como he dicho muchas veces, tener hijos es un trabajo difícil. Es el trabajo más exigente, implacable e ingrato que he tenido. Como madre de tres niños muy diferentes, necesito criar a cada uno de manera diferente debido a su edad, sus necesidades y su personalidad.

Soy una persona ansiosa. No vine al mundo como una persona ansiosa, pero esta vida me ha convertido en una. Solía ​​ser una niña despreocupado, feliz, sin preocupaciones del día a día. Tenía fe en que todo estaría bien. Y la vida pasó. A mi padre le diagnosticaron cáncer cuando yo tenía 11 años. Luego con cáncer nuevamente cuando tenía 14 años. Finalmente, falleció cuando yo tenía 20 años. Mi vida se derrumbó y nunca volvió a ser la misma. La ansiedad se instaló y nunca me dejó.

Después tuve a mi segunda hija. Una niña fuerte, terca, ruidosa y persistente. Ella necesita mucho y no tiene problemas de decirme lo mala que estoy para satisfacer sus necesidades. Sip. Buenos dias, amor.

Ansiedad

Ansiedad — es lo que siento cada día. Cuando no puedo evitar que el ciclo gire, me atoro mental y emocionalmente. El miedo y angustia por las cosas que van a suceder, las cosas que pueden suceder y las cosas que no han sucedido. También es el temor de que cuando las cosas van bien, no se mantengan así.

Como padres, nos preocupamos. Nos preocupamos mucho. Nos preocupamos por el pasado, el futuro y el presente. Nos preocupamos todos los días. Nos preocupamos por las pequeñas cosas y las grandes cosas. Nos preocupa que no estemos haciendo lo suficiente, o que estemos haciendo demasiado, o que estemos esforzándonos demasiado, o que no lo estemos haciendo lo suficiente — todo en el mismo día o incluso en el mismo momento.

Nos preocupa haber ofendido a alguien con nuestra pasión por darles a nuestros hijos las terapias, el apoyo y los servicios que necesitan en la escuela y en la comunidad. Nos preocupa decir sí o decir no. Nos preocupa no haber investigado lo suficiente o tal vez hemos investigado demasiado y ahora nuestro cerebro nos duele.

El ciclo es interminable y no me gusta.

¿Cómo se ve la ansiedad?

La ansiedad no tiene un aspecto. No puedes verlo, pero para la persona que está ansiosa (como yo), es como si tu mente se desacelerará y se acelerara al mismo tiempo. Es como si tus pensamientos estuvieran corriendo y congelados. Es como si tu cuerpo se moviera rápidamente pero no se ha ido a ninguna parte.

El ácido de tu estómago se agita, la respiración es superficial, sudas, te aturdes, cierras los puños y rechinas los dientes. No puedes pensar pero procesas todo al mismo tiempo. Es querer esconderte pero no querer que nadie sepa que algo está mal.

Y todos podemos relacionarnos con la rutina, antes de irte a dormir, que se convierte en, “No hice eso correctamente hoy. No dije eso bien. Debería haber dicho esto en su lugar. Debería haber hecho esto hoy. No hice lo suficiente. No soy una persona lo suficientemente buena.”

Poca habilidad de creer en otros.

La ansiedad puede significar que no crees que las cosas van a salir bien porque has tenido suficientes experiencias donde no lo han hecho. A veces es el no creer que otra persona pueda ayudarte o que puedas encontrar consuelo y protección en otra persona.

Poca habilidad para creer en ti mismo.

La ansiedad también puede ser el mensaje residual de que “no puedes” a pesar de que puedes y lo has hecho. Es ese mensaje que automáticamente es negativo, intimidante y menospreciador. Esa voz interna que dice, “¡Eso es demasiado! No puedes hacer eso. No puedes decir eso. No puedes, no puedes, no puedes.”

Sé amable contigo mismo.

La vida es difícil con todas las listas de“ deberes” y cosas que hacer debido a un montón de reglas autoimpuestas. Y como madre (o padre) de un niño/a con discapacidades, puedes sentir la necesidad de seguir ciertas tradiciones que realmente están causando más estrés y angustia para todos en tu familia. Está bien el dejar ir algo.

Se amable contigo misma. Olvídate de algunos de esos elementos de la lista que no son necesarios. Déjalos ir. Date tiempo y espacio para recuperarte física y emocionalmente. Crea nuevas tradiciones que funcionen para ti y tu familia. Está bien si haces las cosas un poco diferente a los demás. Como madre (o padre) de un niño con discapacidades, cada día puede venir con un plan, pero a veces, está bien abandonar ese plan y simplemente implementarlo.

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Photo Getty: digitalskillet

Originally published: August 8, 2019
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